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LA VASCONIA DE LAS LUCES

LA SEGUNDA MUERTE DE M.A. BLANCO

LA SEGUNDA MUERTE DE M.A. BLANCO

Estamos asistiendo a algo horrible, al segundo asesinato de Miguel Ángel Blanco, la muerte política, después de la muerte física hace 9 años de un ciudadano vasco inocente cuyo único pecado era ser concejal de un partido político democrático que defendía –y todavía defiende al contrario que el PSOE- la democracia española expresada como Constitución de 1978.

Estos días asistimos atónitos a ver cómo los asesinos de M.A. Blanco se reían de la familia Blanco y de todos los españoles, con una arrogancia extrema, con la soberbia que les da el saber que han sido ellos, los asesinos orgullosos de serlo sin un ápice de arrepentimiento, nombrados por el presidente del gobierno “interlocutores para la paz”. ¿No es esto alta traición?

Estos días asistimos atónitos a ver cómo ETA informa en su comunicado que Zapatero ha adquirido compromisos previos con la organización terrorista. ¿No es esto alta traición?

Estos días asistimos atónitos a ver cómo el juez Grande-Marlaska abre una investigación secreta para depurar responsabilidades de miembros de la Policía, empezando por el comisario jefe de la lucha antiterrorista Telesforo Rubio, conocido por sus presuntos perjurios en la investigación del 11-M, que han alertado a ETA de próximas operaciones antiterroristas. ¿No es esto alta traición?

Estos días asistimos atónitos a ver cómo el sedicente dirigente del PSE, el tal Pastor, anuncia acercamiento de presos etarras para este verano, mientas continúa el terrorismo callejero –ayer en Getxo y Gorliz- y la extorsión a empresarios. ¿No es esto alta traición?

Estos días asistimos atónitos a ver cómo la Policía investiga contactos de socialistas vascos con el entramado etarra, donde al parecer otro dirigente del PSE pide que no extorsionen a un amigo suyo. ¿No es esto alta traición?

Algunos estamos atónitos, pero no parece que la mayoría de los españoles lo estén. ¿No es esto alta traición?

Flota en el ambiente un nauseabundo hedor, el de un ciudadano vasco asesinado hace 9 años en nombre de la autodeterminación de la mítica Euskal Herria que anexiona a Navarra, y que ha sido sacado de su tumba para volver a matarlo otra vez, en esta ocasión para asesinar políticamente lo que él y otros muchos defendían y el infame presidente de gobierno español se propone conceder a ETA para que deje de matar: la rendición del Estado de derecho.

Ese nauseabundo hedor viene de la Moncloa. ¿No es esto alta traición?

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