EL PRECIO POLÍTICO PAGADO Y POR PAGAR

Explicaba Joseba Arregui hace unos días en un artículo que la verdad de las víctimas es la razón objetiva de las mismas, no lo que piensan los que han sobrevivido a los asesinatos, extorsiones, persecuciones, secuestros y tortura diaria, ni los que les representan a nivel asociativo. La razón objetiva de las víctimas es que los han asesinado para reventar la España constitucional del 78 y proclamar la independencia de Euskal Herria, sea formalmente o bajo la artimaña de una confederación de naciones ibéricas unidas por la figura de la Corona. Y eso, que es lo que pretende conceder ZP, no lo podemos admitir.

La mejor prueba de que las víctimas individualmente consideradas no siempre tienen razón es la del señor Manrique, que se ha separado de la AVT a la que pertenecía para conformar la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas, ACVOT (¡la identidad nacionalista por encima de todo, incluso de las víctimas del terror nacionalista!), cuando dice que “es incoherente manifestarse contra una negociación que no existe”.

¡Pobre hombre! ¿Y las negociaciones de Eguiguren y batasunos por los caseríos de Elgoibar desde hace un año? ¿Y ese emisario que podría ser Margarita Robles que ha llegado muy muy lejos?

Por sus frutos los conoceréis: Concesión de prebendas universitarias a los presos etarras. Ruptura del pacto antiterrorista. Presencia de 9 etarras en el parlamento vasco. División de las víctimas a manos de Peces-Barba. División entre las organizaciones cívicas mediante cenas de amigos con ZP.

Esto es tan sólo el precio político que ZP ha pagado ya, por adelantado, sin conseguir ni siquiera una tregua. Cuando ésta se declare ¿qué no concederá?