EL ESTATUT Y LA LIGA NORTE
El Estatut, ese engendro que, bajo el disfraz de un proyecto de reforma del estatuto de autonomía de Cataluña, es realmente una constitución para la nación (sic) catalana y por tanto supone una auténtica declaración de soberanía, es algo muy semejante al proyecto que la nacionalista y reaccionaria Liga Norte de Italia presentó en su día para la mítica Padania. Es decir, una broma de mal gusto por parte de unas elites locales que buscan su dominio tratando de volver de alguna manera al Antiguo Régimen por medio de la secesión, al menos de facto, de su corralito. Para ello utilizan la vieja receta de narcotizar a las masas con el opio de una supuesta identidad étnica. Y como ahora está mal vista la diferencia racial, se acude a cualquier otro identificador étnico, como la lengua, la cultura, los derechos históricos, etc.
El problema para los ciudadanos españoles es que la broma del Estatut no es, como en Italia, algo que cause risa a los italianos incluyendo a la mayoría de los imaginarios padanos, y que por supuesto no sea ni siquiera tomado en consideración por el gobierno italiano, el problema para nosotros es que el proyecto de secesión factual de Cataluña viene impulsado por el mismísimo presidente del gobierno español, otro felón para la historia de España, semejante a los ínclitos Fernando VII o Francisco Franco.
Porque más allá de la declaración de independencia en el ámbito político y judicial, lo que ya supone una acto de ruptura con el régimen de consenso para la libertad, la igualdad y la solidaridad de todos los españoles que supone la constitución del 78, lo que el Estatut consagra es una infamia económico-social, mostrando así la razón última de la oligarquía catalana, semejante a la de la criptofascista Liga Norte. Porque lo que este engendro instituye es, ni más ni menos, que la ruptura del mercado único y el triunfo del intervencionismo político, principio del fin de la economía española y por tanto del bienestar de los ciudadanos españoles, y la ruptura de la Hacienda única y de la caja única de la Seguridad Social, principio del fin de Estado social.
A lo primero deberían oponerse todos los empresarios españoles, y a lo segundo todos los sindicalistas españoles. ¿Lo harán?
1 comentario
Jorge -
Llegan tiempos de gran confusión cuando menos podíamos esperarlo, faltan dirigentes con dignidad, y algunos que la tienen están amordazados (véase los dirigentes del PSE premiados con el poder y los aparcados del mismo. Sirva de ejemplo en cabeza ajena).
Saludos