EL MANIFIESTO DE INTELECTUALES CATALANES
En medio del atronador silencio de la prensa catalana, y también del resto de España, el periodista catalán Arcadi Espada recogió no hace muchos días el XI Premio a la Tolerancia. Su discurso fue estremecedor y a la vez reconfortante. Estremecedor porque describe una situación inimaginable en un país occidental, y reconfortante porque demuestra que todavía existen intelectuales críticos con el pensamiento único imperante.
En lo único que disiento es en esa idea de que en otras partes (por ejemplo mi Vasconia) la situación sea menos preocupante. Cambia el chip, maestro, porque esa izquierda no nacionalista que existió en mi tierra, la izquierda de Nicolás Redondo en el plano político y de Fernando Savater en el intelectual, ha periclitado. El primero fue ejecutado políticamente por Zapatero en el 2002, y el segundo ha sido hipnotizado y reducido por el zapatero de Hamelin.
Este martes día 7 Arcadi Espada y otros compañeros de fatigas como Albert Boadella, Félix de Azúa, Francesc de Carreras y otros varios dieron a conocer el ya famoso Manifest, el manifiesto de intelectuales catalanes contra el nacionalismo catalán excluyente.
Ojalá Cataluña tenga una opción de izquierdas no nacionalista que votar en un futuro próximo. No cabe sino desearles mucho éxito en su empresa, que será también la mía y la de multitud de ciudadanos progresistas de toda España. Pero el camino será no difícil sino muy difícil, porque se enfrentan a una coalición de poderes fácticos autóctonos impresionante: el conservador nacional-catolicismo de toda la vida (bueno, desde el Corpus de Sangre por lo menos), el izquierdista nacional-republicano de un siglo de existencia, y el novedoso social-nacionalismo de Maragall, todo ello lecho confortable para el poder fáctico fácilmente reconocible español que ha accedido a la Moncloa.
Sólo cabe recomendar a estos valientes e ilustrados catalanes que si un día acuden a cenar a Madrid en casa de unos amigos comunes, nos avisen con antelación, para que nos vayamos preparando mentalmente para el fin de la ilusión. El zapatero prodigioso de la Moncloa travestido de flautista de Hamelin causa estragos incluso en las mejores mentes de nuestra generación.
En lo único que disiento es en esa idea de que en otras partes (por ejemplo mi Vasconia) la situación sea menos preocupante. Cambia el chip, maestro, porque esa izquierda no nacionalista que existió en mi tierra, la izquierda de Nicolás Redondo en el plano político y de Fernando Savater en el intelectual, ha periclitado. El primero fue ejecutado políticamente por Zapatero en el 2002, y el segundo ha sido hipnotizado y reducido por el zapatero de Hamelin.
Este martes día 7 Arcadi Espada y otros compañeros de fatigas como Albert Boadella, Félix de Azúa, Francesc de Carreras y otros varios dieron a conocer el ya famoso Manifest, el manifiesto de intelectuales catalanes contra el nacionalismo catalán excluyente.
Ojalá Cataluña tenga una opción de izquierdas no nacionalista que votar en un futuro próximo. No cabe sino desearles mucho éxito en su empresa, que será también la mía y la de multitud de ciudadanos progresistas de toda España. Pero el camino será no difícil sino muy difícil, porque se enfrentan a una coalición de poderes fácticos autóctonos impresionante: el conservador nacional-catolicismo de toda la vida (bueno, desde el Corpus de Sangre por lo menos), el izquierdista nacional-republicano de un siglo de existencia, y el novedoso social-nacionalismo de Maragall, todo ello lecho confortable para el poder fáctico fácilmente reconocible español que ha accedido a la Moncloa.
Sólo cabe recomendar a estos valientes e ilustrados catalanes que si un día acuden a cenar a Madrid en casa de unos amigos comunes, nos avisen con antelación, para que nos vayamos preparando mentalmente para el fin de la ilusión. El zapatero prodigioso de la Moncloa travestido de flautista de Hamelin causa estragos incluso en las mejores mentes de nuestra generación.
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