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LA VASCONIA DE LAS LUCES

VUELVE LA COMUNIDAD NACIONAL

VUELVE LA COMUNIDAD NACIONAL Haciendo honor a su auténtica profesión, el charlatán de feria Zapatero nos ha dicho a los pobres mortales que no nos preocupemos, que él tiene al menos ocho fórmulas mágicas para resolver el problema creado por él mismo al impulsar una constitución para Cataluña que se autodefine como nación (sic).

Me da la impresión de que, como buen chamarilero y trilero que es ZP, ha jugado con la ciudadanía. Ya a principios de año otra pieza del ajedrez nacional que mueve Polanco, el presidente del Consejo de Estado Rubio Llorente, lanzó la idea de definir a Cataluña (y Vasconia) como comunidad nacional (sic), pero recibió tales críticas desde los actores políticos, mediáticos y culturales, que ese término desapareció del lenguaje de ZP, para de forma maquiavélica introducir el mas agresivo de nación (sic). Ahora, aparentando afán de constitucionalismo, el mismo ZP maquilla la definición, pasando de nación (sic) a comunidad nacional (sic). Todo es un engaño masivo, una lección bien aprendida de agit-prop goebbelsiana.

Comunidad nacional es un concepto nacional-socialista, traducido del original alemán “volksgemeinschaft”, esto es, una sociedad no de individuos libres, sino un sujeto colectivo, un auténtico organismo conducido por un alma, el espíritu de la nación o “volksgeist”. Comunidad nacional es pues un concepto etnicista que Ramiro Ledesma Ramos y José Antonio Primo de Rivera tradujeron al fascismo español, y que Franco asentó en su “Ley Fundamental de los Principios de Movimiento” de 1958.

La cosa no es tan paradójica como parece, si recordamos que muchos de los actuales intelectuales del pesebre polanquista, encabezados por Juan Luis Cebrián, mamaron la ideología falangista durante el régimen franquista.

Así que ahora ZP volverá, simulando rebajar las ansias secesionistas, al concepto de comunidad nacional (sic), o entidad nacional (sic),o realidad nacional (sic), o cualquier otra mamarrachada nacional (sic), pero en realidad no cambiará nada, porque el problema es que dentro de la nación española no puede haber ni sustantivos ni adjetivos que se refieran a otras supuestas y míticas naciones.

Desde la Revolución Francesa, nación es el conjunto de ciudadanos que viven bajo el imperio de una misma ley que garantiza su libertad y su igualdad, y eso es España. Naciones étnicas, basadas en la lengua o en la historia, como las supuestas catalana, vasca y gallega, tan sólo tratan de acabar con la democracia liberal para dar a las elites locales los privilegios del Antiguo Régimen.

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