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LA VASCONIA DE LAS LUCES

MADRID 4-J: LA IZQUIERDA DE LOS HUMILDES

MADRID 4-J: LA IZQUIERDA DE LOS HUMILDES El sábado, en Madrid, los ciudadanos españoles dieron una lección de civismo y de espíritu combativo frente a la infamia de un gobierno que “está negociando” con ETA. No que “va a negociar” con ETA, como muchos, incluso manifestantes, piensan. La evidencia de que Zapatero, por persona interpuesta naturalmente, ha negociado con Josu Ternera y sus pistoleros es que hay 9 representantes de ETA en el parlamento vasco, el famoso “Partido Terrorista de las Aldeanas Vascas”.

El sábado, en Madrid, los ciudadanos españoles, aunque muchos eran militantes o votantes del PP, también representaban al auténtico espíritu de la vieja izquierda democrática y liberal, que nunca quiso unir su suerte a los demagogos que desde la izquierda proclamaban la dictadura del proletariado, pero que siempre estuvo a favor de los humildes y en contra de los poderosos.

Zapatero hipnotiza a ciudadanos de a pie y a intelectuales con su sonrisa y su “ansia infinita de paz”. Zapatero utiliza a su favor el ejército mediático más poderoso que existe en España, desde el diario más vendido hasta la cadena de radio más escuchada, pasando por la televisión de todos y la de pago, porque no es más que el fiel escudero del hombre más poderoso de España, Jesús Polanco, el mayor oligarca español. Zapatero ha diseñado un plan para reventar la Constitución de 1978 y crear una confederación de naciones ibéricas que le permitiría firmar un armisticio con ETA, como si ésta fuera un ejército enemigo y no una organización terrorista. Zapatero ha pactado con los del Acuerdo de Lizarra y con los del Club de Perpiñán, que son las elites más reaccionarias, clericales y caciquiles de toda España.

En cambio, reconfortaba escuchar a un hombre frágil, Francisco José Alcaraz, el presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, humilde, sin dotes no ya para hipnotizar a los televidentes con su sonrisa y su verborrea de charlatán de feria como Zapatero, sino simplemente para poder leer un discurso de un tirón. Pero Alcaraz hablaba como víctima de un terrorismo que asesina para abolir la constitución de 1978, y para el resto de las víctimas, y también para todos los ciudadanos que sientan un mínimo de espíritu combativo contra la infamia y la ignominia. Alcaraz hablaba desde la Memoria, desde la Dignidad, desde la Justicia, desde la Democracia, desde la Libertad, desde la Igualdad, desde la Solidaridad.

El sábado, en Madrid, los ciudadanos estábamos con los humildes, las víctimas de ETA, y contra los poderosos, el jefe de gobierno, su mentor de la oligarquía financiero-mediática y sus aliados de las elites reaccionarias localistas.

El sábado, en Madrid, los ciudadanos no teníamos color político, porque si es verdad que estaba representada la derecha política del PP, también estábamos los miles de españoles que pertenecemos a esa izquierda de los humildes.

Los políticos de izquierdas, fieles a su militancia partidaria que impedía su crítica al gobierno de ZP, no estuvieron con los humildes, sino que se quedaron en su casa leyendo el diario, viendo la televisión o escuchando la radio de los poderosos. ¡Fascinante país éste! Menos justificable resulta la ausencia de algunos intelectuales de izquierdas que no están sometidos a la disciplina de partido, aunque los progresistas sin complejos se manifestaron bajo la pancarta del Foro Ermua, Basta ya y otras organizaciones cívicas. Pero algún día, la izquierda ausente no podrá decir como nosotros, la izquierda de los humildes: “yo estuve el 4-J en Madrid”.

5 comentarios

jorge -

Por último, comprenderás que no comparta, tampoco, esa distinción que haces entre “la izquierda de los humildes” –en la que te sitúas- y “la izquierda de los poderosos”. Ya antes de que cayera el muro sufrí mi caída –ideológica- del caballo, me saltó poco a poco por los aires la distinción entre izquierda y derecha (falacia hueca, partidista y “electorera”, en general). Desde mi posición imparcial, no tengo ningún reparo en decir que los que actúan como actúa este gobierno y sus aliados (Prisa...) -así como buena parte del anterior gobierno socialista, el de los escándalos de corrupción-, por mucho que se autoproclamen progresistas y modernos, tienen mucho más de retrógrados y reaccionarios... que la llamada “derecha” del gobierno anterior. En definitiva, son los hechos los que definen a las personas y los partidos, no su etiquetas o autoproclamaciones: ésta es la modernidad, lo otros son conceptos decimonónicos. (sigue)

jorge -

Yo soy partidario de una sociedad de votantes adultos, racionales, demócratas, sin entrega ciega ni fe partidaria -tan útil a los dirigentes-, de ciudadanos que no hipotequen su voto de por vida y que rechacen el partidismo y la demagogia. Esto es hoy día un mero desiderátum, lo sé, la sociedad debe madurar mucho para llegar a esto, pero lo que ya no puedo es identificarme con los partidos tradicionales de la autosatisfecha “progresista” izquierda –los Madrazo, Llamazares, los distintos nacionalistas de izquierda –dos términos antitéticos donde los haya- o ZP-. Lo que existe en todos los partidos es buena parte de gente de base honrada (que en cuanto reclaman autonomía de pensamiento y acción son invitados a irse: véase Gotzone, Rosa...- y otra gente aprovechada. Por suerte para la derecha, creo que en España ha avanzado bastante más y se ha hecho más moderna (y progresista) que buena parte de la izquierda. (Fin)

jorge -

“Humildes” durante muchos años fueron, por citar algunos ejemplos, las posiciones de Orwell denunciando literariamente el infierno estalinista, Vaclav Havel o Solhyenitsin, denunciándolo con sus vidas. Pero consiguieron hacer luz, hacer que sus puntos de vista –tan insignificantes frente al poder- llegaran a ser mayoritarios, “poderosos”. Ahora mismo, en Cataluña, parece locura proclamarse español al mismo tiempo que catalán, evitar la uniformidad nacionalista que se está imponiendo desde (casi) todos los partidos. ¿No sería mejor que llamarles grupo de “humildes” frente a los poderosos, llamarle demócratas que tratan de evitar el reduccionismo y la imposición -casi dictatorial- de los nacionalistas?

Jorge -

Puede ocurrir que en unos momentos unas posturas sean minoritarias (por lo tanto, “humildes”, “no poderosas”), pero en una democracia se trata de que lleguen a ser mayoritarias (“poderosas”), adquieran más fuerza, poder y adhesión de los ciudadanos para desmontar y reducir –en buena lid, por la convicción, no por la imposición o el amedrentamiento- a las posiciones mayoritarias. Luego, los humildes no deben ser siempre los humildes, no conformarse con serlo de forma ontológica (como parece desprenderse de los discursos del estilo religioso, que necesita del humilde como concepto esencial). Las víctimas del terrorismo deben tratar de no quedar en su rincón, sino hacer la opinión pública mayoritaria esté con ellos, que quien quede en su rincón –en la cárcel- sea el criminal. La ciudadanía demócrata debe tratar de imponerse a los “poderosos” que intentan distorsionar las reglas de juego democráticas. (sigue)

jorge -

Patxi, me has descolocado esta vez, no sé por qué derroteros te has ido en este texto, la verdad es que no te reconozco en buena parte del mismo.
Concretamente, la distinción entre los “humildes” y “los poderosos” se me antoja un tanto ajena al lúcido análisis político, sociológico... habitual en ti, más propia de los discursos tipo evangélico-populista-de la teología de la liberación. No es que tenga nada en contra de las personas que desde la buena fe (HOAC, JOC, teologías de la liberación...) intentan salvar el mundo y reducir la injusticia (en muchos casos, por cierto, haciendo la vista gorda sobre otras injusticias y dictaduras de otros poderes, léase la dictadura cubana y similares...), pero eso pertenece al ámbito personal de su fe y ”compromiso” religioso. Por cierto, también es querida esta terminología por los demagogos (los Chávez, Kirchner, Mugabe... del mundo entero), lo cual está muy lejos de tus posiciones, por supuesto. De ahí mi extrañeza. (Sigue)