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LA VASCONIA DE LAS LUCES

Cultura germánica y etnia germana

Cultura germánica y etnia germana Tengo para mí que los tres grandes revolucionarios de los dos últimos siglos del pensamiento en el ámbito de la cultura germánica -y también de la cultura universal- son Karl Marx, Friedrich Nietzsche y Sigmund Freud, sin perjuicio de la opinión que nos merezcan ni de la influencia que puedan ya tener hoy en día.

Curiosamente, aunque formados en la cultura germánica, ninguno de los tres pertenecía a la noble y pura raza aria propugnada por los nacionalistas étnicos alemanes: Marx y Freud eran de origen étnico judío, y Nietzsche de sangre eslava.

Lo que demuestra dos cosas: que el mestizaje mejora la especie, como afirman los genetistas modernos, y que las teorías de los políticos etnicistas son simplemente cuentos para engañar a los ciudadanos y conseguir el poder mediante sus soflamas étnico-demagógicas.

11 comentarios

krauser -

pa eso no cres nada

Airtlon -

me cae al wevo esta paghina !!

locoO -

Q ABURRIDO

............... -

q mierda no sirve para nada bola de gays

1313 Ps Loqiiito xD -

Brrp no me siirvioo de naah su informaciion !

anomimo -

estas loco brother!!!

machado -

muy mal melas

Patxi Arroeta -

Admirado Fernando,

coindido con tu breve análisis de los 3 pensadores en líneas generales, pero lo que yo torpemente quería subrayar de esta triada germánica era su carácter dinamitador, rompedor, y en definitiva REVOLUCIONARIO, de su pensamiento en su época, independientemente de lo que hoy en día quede de ellos.

Creo que en ese sentido no reconoces suficientemente su valor, independientemente, repito, de la opinión que te -y me- merezcan.

Saludos cordiales de Patxi Arroeta

Fernando Peregrín -

(Parte III)

Friedrich Nietzsche fue mucho mejor escritor que filósofo o pensador.
Representa la crítica del idealismo burgués que sustenta el nacionalismo de
Bismark. Nietzsche, influido por Schopenhauer, fue un vitalista romántico,
un ácrata del concepto prusiano de Estado, un defensor de ua ética basada en
la voluntad de poder (que se origina en una fuerza cósmica de voluntad de la
que debe participar cada individuo). Es, ante todo, un romántico que se
revuelve contra la razón y la organización social (la que estaba organizando
el Estado-Nación alemán pajo el liderazgo de Prusia). Exalta a un utópico
superhombre que se basará en sus instintos naturales de pasión, fuerza,
voluntad, supervivencia. Es decir, una vuelta a una supuesta ética
primigenia, podría decirse que ácrata y trascendental--aunque fijada en los
instintos del valor, la voluntad y la fuerza--porque aunque les llama
instintos de la naturaleza, se trata de una naturaleza idealizada y
transcendida, muy lejos de la cosmovisión naturalista del mundo que se ha
ido forjando de la mano de las ciencias naturales.

Fernando Peregrín -

(Parte II)

De Freud se puede decir algo parecido. Más literato que científico, está
demostrado que manipuló muchos de sus casos y estudios para que confirmaran
sus teorías. Fue, eso sí, un gran observador e intuicionista, y su máxima
aportación fue sacar a la luz la importancia de la mente subsconsciente y de
la imbricación entre sentimientos y razonamientos. A. Damasio ha
reivindicado recientemente la figura de Freud y de sus grandes y
generalistas intuiciones, aunque hoy día ya no se aceptan sus explicaciones
sobre los sueños, ni sobre la líbido, ni sobre los complejos de Edipo, ni
sobre la dualidad Eros-Tanatos (nadie tiene instinto de muerte).
El psicoanálisis se ha reducido a lo que es: una terapia de la palabra, de
la empatía entre médico y paciente, que cuando funciona no se sabe bien por
qué, y cuando funciona, tampoco. Aunque curiosamente se usan idénticas
teorías y argumentos para justificar el éxito y el fracso. En resumen, que
como teoría, lo explica todo y nada: esto es, una cosa y su contraria, con
los mismos argumentos y datos.

Fernando Peregrín -

Lamento no estar de acuerdo con usted, don Patxi. Los tres pensadores que
usted cita son, en mayor o menor medida, rescoldos terminales del idealismo
filosófico alemán post-kantiano y postilustrado, cuyo primigenio exponente
es Hegel.

Veamos:

Poco, aunque interesante, queda de Marx. Queda, sobre todo, su anális y sus
aportaciones a la ontología de la sociología, en particular, su formulación
de ciertas categorías sociales que fueron grandes mezclas de intuición y
observación empírica. Sin embargo, su principal aportación, la dialéctica
materialista de la historia, es decir, la concepción de la historia como
ciencia con su lógica y sus leyes y su metodología, es una ruina
arqueológica. Su concepción del individuo como componente amorfo de las
clases sociales--para Marx, una categoría ontológica más real que la del
individuo-es una variante del pensamiento colectivo, esto es, del
pensamiento que pone al grupo, a la tribu, o, en el caso de Marx, a la clase
social, como organismo que "devora" al individuo.