LO QUE UNE A CEBRIÁN Y TARIQ RAMADAN
La degeneración intelectual y moral del ideólogo de la oligarquía financiero-mediática de PRISA, Juan Luis Cebrián, se ha puesto esta semana de manifiesto con la celebración de un infame y putrefacto simposio sobre la alianza de civilizaciones (sic).
Organizado por el ex-falangista y consejero-delegado de PRISA, por medio de su esposa y bajo la financiación de la Fundación Atman, el colmo del despropósito ha sido que no sólo se ha invitado a dar conferencias y a mantener debates a gente de poca altura intelectual pero de gran utilidad (lo que los marxistas llamaban tontos útiles) para convertirse en caballos de Troya del integrismo islámico dentro de la civilización occidental, como los ínclitos y paniaguados de PRISA Juan Goytisolo o Gema Martín Muñoz. Lo realmente ignominioso ha sido que se ha invitado a un ideólogo del terrorismo islamista tan importante como criminal, Tariq Ramadan.
Sobre este miserable ya se ha dicho todo. Tienen prohibida su entrada en muchos países occidentales, no sólo en el odiado por la izquierda caviar de nuestros yuppies posmodernos, Estados Unidos, sino incluso en su referencia antiamericana, Francia. Una breve pero aguda pincelada sobre este autor intelectual de horribles masacres es la que ofreció hace tiempo Lucrecio.
¿Qué une a Juan Luis Cebrián y Tariq Ramadan? Sólo una cosa, su odio a la civilización occidental, uno de cuyos elementos constituyentes es el espíritu liberal y emprendedor de muchos europeos de origen judío. Cebrián y Ramadan son judeófobos, porque han mamado esa ideología desde la cuna. El primero, en el falangismo, siempre germanófilo y por tanto mimetizador del antisemitismo nazi, y el segundo en el islamismo militante contra la única cuña de civilización que existe en Oriente Medio, Israel.
La izquierda posmoderna y el islamismo radical, esa sí que es una auténticam alianza contra la civilización.
Organizado por el ex-falangista y consejero-delegado de PRISA, por medio de su esposa y bajo la financiación de la Fundación Atman, el colmo del despropósito ha sido que no sólo se ha invitado a dar conferencias y a mantener debates a gente de poca altura intelectual pero de gran utilidad (lo que los marxistas llamaban tontos útiles) para convertirse en caballos de Troya del integrismo islámico dentro de la civilización occidental, como los ínclitos y paniaguados de PRISA Juan Goytisolo o Gema Martín Muñoz. Lo realmente ignominioso ha sido que se ha invitado a un ideólogo del terrorismo islamista tan importante como criminal, Tariq Ramadan.
Sobre este miserable ya se ha dicho todo. Tienen prohibida su entrada en muchos países occidentales, no sólo en el odiado por la izquierda caviar de nuestros yuppies posmodernos, Estados Unidos, sino incluso en su referencia antiamericana, Francia. Una breve pero aguda pincelada sobre este autor intelectual de horribles masacres es la que ofreció hace tiempo Lucrecio.
¿Qué une a Juan Luis Cebrián y Tariq Ramadan? Sólo una cosa, su odio a la civilización occidental, uno de cuyos elementos constituyentes es el espíritu liberal y emprendedor de muchos europeos de origen judío. Cebrián y Ramadan son judeófobos, porque han mamado esa ideología desde la cuna. El primero, en el falangismo, siempre germanófilo y por tanto mimetizador del antisemitismo nazi, y el segundo en el islamismo militante contra la única cuña de civilización que existe en Oriente Medio, Israel.
La izquierda posmoderna y el islamismo radical, esa sí que es una auténticam alianza contra la civilización.
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