Por qué se oculta el genocidio en Sudán

Desde hace veinte años se está llevando a cabo en Sudán un genocidio de enorme alcance. Terroristas islamistas, con el beneplácito y la subvención del gobierno islamista sudanés, están acometiendo una auténtica limpieza étnico-religiosa sobre los habitantes del sur y oeste de este país, de etnias diferentes a la árabe y religiones –cristianas y animistas- también diferentes a la musulmana.

Las ONG, que llevan meses pidiendo ayuda para los civiles, acusan a estas milicias de quema de aldeas, violaciones en masa, asesinatos indiscriminados y otros atentados contra los derechos humanos. Los últimos desmanes se han cometido en la región del Nilo azul contra la tribu de los Nuba, donde se ha practicado sin miramientos la conocida limpieza étnica.

Bernard Henri-Lévy, el intelectual independiente francés que combate sin complejos la Santa Inquisición de lo políticamente correcto, que impide criticar las ideologías y las religiones –como el Islam- que atentan contra la libertad de los seres humanos, en nombre de un multiculturalismo suicida y un relativismo cobarde, es uno de los pocos que lo ha denunciado.

Los medios de comunicación nos meten en nuestras casas todos los días las muertes de palestinos –naturalmente musulmanes- a manos del extremista Sharon –naturalmente judío-, destacando muy poco la causa de la reacción israelí, el terrorismo palestino. Pero es que parece que éste fuera el conflicto por excelencia de estos tiempos, mientras se comete un genocidio real en Sudán a manos de fanáticos islamistas.

Los defensores de los privilegios étnicos y religiosos combaten desde hace un cuarto de milenio la democracia liberal, y si bien su mamporrero del siglo XX, el nazismo, fue derrotado, han encontrado en este siglo XXI otro más potente: el islamismo. Por eso nos lo ocultan. Nos ocultaron la responsabilidad de Alemania y el Vaticano en la limpieza étnica de Yugoslavia, y nos ocultan la limpieza étnica islamista en Sudán.