934 centinelas
934 familias vigilan los movimientos de nuestro presidente de gobierno Zapatero. Son las familias de los 934 seres humanos asesinados por ETA, muertos por defender la democracia española y por oponerse a la secesión de territorios españoles dirigidos por élites caciquiles y clericales con la inestimable y paradójica ayuda de la izquierda antisistema. 934 personas asesinadas que no deben ser amortizadas a beneficio de inventario.
Todos los presidentes españoles han sucumbido a la vanidad de pasar a la Historia como los que acabaron con el terrorismo de ETA. González negoció en Argel, y Aznar en Zurich. Pero las negociaciones, lógicas desde la lógica de Estado, fracasaron porque ambos líderes no podían aceptar el único requisito realmente defendido por ETA más allá de sus alternativas KAS, alternativas democráticas, ponencias Oldartzen, pactos de Lizarra y demás zarandajas: la autodeterminación del mito euskalherríaco.
El problema es que tanto la socialdemocracia de González como el liberalismo conservador de Aznar son ideologías nacionales, que no nacionalistas, y por lo tanto no pueden aceptar la segregación de una parte de la nación política de la cual ambas ideologías han nacido. Pero Zapatero no representa la socialdemocracia tradicional, sino una suerte de anarco-cantonalismo inspirado en el pensamiento libertario y en el republicanismo confederal que siempre han arrastrado a los ciudadanos españoles al enfrentamiento y al fin de la democracia.
Por eso 934 centinelas vigilan a Zapatero, porque éste sí que podría ser capaz de hacer lo que no llevaron a cabo ni González ni Aznar, negociar el fin de ETA a cambio de la autodeterminación de Vasconia.
Todos los presidentes españoles han sucumbido a la vanidad de pasar a la Historia como los que acabaron con el terrorismo de ETA. González negoció en Argel, y Aznar en Zurich. Pero las negociaciones, lógicas desde la lógica de Estado, fracasaron porque ambos líderes no podían aceptar el único requisito realmente defendido por ETA más allá de sus alternativas KAS, alternativas democráticas, ponencias Oldartzen, pactos de Lizarra y demás zarandajas: la autodeterminación del mito euskalherríaco.
El problema es que tanto la socialdemocracia de González como el liberalismo conservador de Aznar son ideologías nacionales, que no nacionalistas, y por lo tanto no pueden aceptar la segregación de una parte de la nación política de la cual ambas ideologías han nacido. Pero Zapatero no representa la socialdemocracia tradicional, sino una suerte de anarco-cantonalismo inspirado en el pensamiento libertario y en el republicanismo confederal que siempre han arrastrado a los ciudadanos españoles al enfrentamiento y al fin de la democracia.
Por eso 934 centinelas vigilan a Zapatero, porque éste sí que podría ser capaz de hacer lo que no llevaron a cabo ni González ni Aznar, negociar el fin de ETA a cambio de la autodeterminación de Vasconia.
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