Las izquierdas en Cataluña
Hablo de las izquierdas en Cataluña y no de la izquierda catalana, porque en primer lugar, como ha demostrado magistralmente el filósofo Gustavo Bueno en su obra El mito de la izquierda, no existe una izquierda sino muchas izquierdas. Y en segundo lugar, porque la izquierda, al menos la izquierda original, la izquierda prístina, la izquierda que nace de la Ilustración y de las revoluciones inglesa, norteamericana y francesa, es universal y no identitaria, ni de Cataluña ni de ningún otro constructo imaginario.
Pues a lo que iba. Si nos olvidamos de esa izquierda racista y xenófoba que es ERC y de esa otra izquierda posmoderna, la ICV poscomunista travestida de ecologista, nos quedamos con los ciudadanos de Cataluña que votan a los socialistas, entre los que hay, seguro, muy diversas ideas sobre la izquierda.
Pero los números no engañan: los socialistas obtuvieron el 31 % de los votos en las elecciones autonómicas de Noviembre de 2003; el 39 % en las generales de Marzo de 2004; el 43 % en las europeas de Junio de 2004. O sea, en román paladino , Maragall logró el 31 % de los electores catalanes, Zapatero el 39 %, y Borrell el 43 %.
Parece que las gentes de izquierda en Cataluña votan con poco entusiasmo a la izquierda nacionalista de Maragall, con bastante más a la izquierda ambigua pero española de Zapatero, y con una contundencia asombrosa a la izquierda española jacobina y por tanto ilustrada de Borrell.
Cuando Maragall rompa la cuerda de tanto estirarla, cuando el drama esté servido y la guerra civil en el horizonte, cuando el PSC no sea ya más que otro partido nacionalista, Zapatero debería convertir el talante en coraje y presentar al PSOE en Cataluña. Las estadísticas avalan que en esta comunidad hay muchos electores de izquierdas y además progresistas, es decir, no nacionalistas.
Pues a lo que iba. Si nos olvidamos de esa izquierda racista y xenófoba que es ERC y de esa otra izquierda posmoderna, la ICV poscomunista travestida de ecologista, nos quedamos con los ciudadanos de Cataluña que votan a los socialistas, entre los que hay, seguro, muy diversas ideas sobre la izquierda.
Pero los números no engañan: los socialistas obtuvieron el 31 % de los votos en las elecciones autonómicas de Noviembre de 2003; el 39 % en las generales de Marzo de 2004; el 43 % en las europeas de Junio de 2004. O sea, en román paladino , Maragall logró el 31 % de los electores catalanes, Zapatero el 39 %, y Borrell el 43 %.
Parece que las gentes de izquierda en Cataluña votan con poco entusiasmo a la izquierda nacionalista de Maragall, con bastante más a la izquierda ambigua pero española de Zapatero, y con una contundencia asombrosa a la izquierda española jacobina y por tanto ilustrada de Borrell.
Cuando Maragall rompa la cuerda de tanto estirarla, cuando el drama esté servido y la guerra civil en el horizonte, cuando el PSC no sea ya más que otro partido nacionalista, Zapatero debería convertir el talante en coraje y presentar al PSOE en Cataluña. Las estadísticas avalan que en esta comunidad hay muchos electores de izquierdas y además progresistas, es decir, no nacionalistas.
2 comentarios
Patxi Arroeta -
Repito, no es algo deseable, sino un mal menor ante el jaque que ha lanzado Maragall.
Saludos de Patxi Arroeta
JR -
La escasa participación en las europeas (que en Cataluña fue incluso menor que la media española) introduce un factor de incertidumbre que explica por qué el Partido Popular, después del batacazo en catalanas y nacionales, resurgió como tercera fuerza por encima de la mismísima ERC. Eso, y que en estas anteriores elecciones no se votaba tanto a un candidato visible que ocupara un puesto de responsabilidad como a unas siglas: PSC travestido de PSOE. Que Borrel ocupe ahora la presidencia del parlamento es anecdótico a este respecto.
En cuanto a dividir el socialismo catalán en uno nacionalista-regionalista, encabezado por Maragall, y otro de carácter nacional, encabezado por ¿Borrel?, creo que sólo conseguiría perpetuar de nuevo a CiU en el poder. O, peor, aumentar las posibilidades de elegir a un presidente de ERC.
Un saludo.