Enhorabuena a los serbios
Serbia está de enhorabuena; sus ciudadanos han logrado aunque por escaso margen- dar la victoria en las elecciones presidenciales al candidato democrático Boris Tadic, que se enfrentaba al candidato nacionalista Tomislav Nikolic, tenebrosamente favorito en las encuestas.
Serbia es una comunidad muy diferente al País Vasco, tanto desde el punto de vista histórico, como cultural o biológico. Pero hay algún aspecto que me recuerda a mi tierra. Por ejemplo, hay partidos nacionalistas de carácter étnico, y por ende excluyente y en definitiva totalitario, y además de izquierdas y de derechas, con lo que en una maquiavélica pinza han logrado narcotizar a la mitad aproximada de la población, anestesiando su capacidad de sentirse ciudadanos individuales y por tanto de respetar los derechos cívicos de los compatriotas que no piensan como ellos. Y también estos partidos nacionalistas aspiran a la Gran Serbia, conquistando parte de Croacia o Bosnia, como los nacionalistas vascos aspiran a la Gran Euskalherria anexionándose tierras como Navarra o el País Vasco francés.
Serbia fue abandonada por la Unión Europea cuando Francia y otros países se arrodillaron frente al diktat de Alemania y el Vaticano, que reconocieron de manera precipitada y unilateral la secesión de Eslovenia y Croacia, cubriendo con ello de sangre los Balcanes. Es verdad que el predominante social-nacionalista Milosevic, tirano inmisericorde, arrastró a los serbios a la ignominia; pero una vez una mayoría precaria de serbios han optado por los valores cívicos y democráticos, la U.E. debería volcarse a ayudar a este país y atraerlo hacia el desarrollo económico y democrático, dándole las mismas oportunidades que ya le ha dado a Eslovenia y se propone ahora dar a Croacia para ingresar en el club europeo.
Serbia es una comunidad muy diferente al País Vasco, tanto desde el punto de vista histórico, como cultural o biológico. Pero hay algún aspecto que me recuerda a mi tierra. Por ejemplo, hay partidos nacionalistas de carácter étnico, y por ende excluyente y en definitiva totalitario, y además de izquierdas y de derechas, con lo que en una maquiavélica pinza han logrado narcotizar a la mitad aproximada de la población, anestesiando su capacidad de sentirse ciudadanos individuales y por tanto de respetar los derechos cívicos de los compatriotas que no piensan como ellos. Y también estos partidos nacionalistas aspiran a la Gran Serbia, conquistando parte de Croacia o Bosnia, como los nacionalistas vascos aspiran a la Gran Euskalherria anexionándose tierras como Navarra o el País Vasco francés.
Serbia fue abandonada por la Unión Europea cuando Francia y otros países se arrodillaron frente al diktat de Alemania y el Vaticano, que reconocieron de manera precipitada y unilateral la secesión de Eslovenia y Croacia, cubriendo con ello de sangre los Balcanes. Es verdad que el predominante social-nacionalista Milosevic, tirano inmisericorde, arrastró a los serbios a la ignominia; pero una vez una mayoría precaria de serbios han optado por los valores cívicos y democráticos, la U.E. debería volcarse a ayudar a este país y atraerlo hacia el desarrollo económico y democrático, dándole las mismas oportunidades que ya le ha dado a Eslovenia y se propone ahora dar a Croacia para ingresar en el club europeo.
3 comentarios
felipe -
Patxi Arroeta -
Naturalmente que he leído el libro que comentas de G. Bueno, así como otros suyos como "El mito de la izquierda" y "El mito de la cultura". Y todavía no he leído "La vuelta a la caverna. Terrorismo, Guerra y Globalización", pero lo haré este verano...
El libro que comentas me parece en general muy interesante, y fundamental para empezar a hablar con conocimiento de temas como el/los nacionalismo/s. No obstante, y con la mayor humildad debido a su infinita altura intelectual respecto a la mía, discrepo de algunos de sus puntos de vista, como el panegírico que hace del imperio español, y especialmente de la Iglesia Católica como motor del mismo.
Pero, yo, como buen racionalista escéptico y materialista como G. Bueno, amo como él la crítica, y no me importa coincidir con él en muchos puntos, y disentir en algunos (los menos). Por ejemplo, tampoco estoy de acuerdo con su defensa de la pena de muerte.
No obstante, siempre lo defiendo, aunque discrepe puntualmente de él, porque me parece insoportable para la intelectualidad española que el mejor filósofo vivo español sea ignorado por el diario de referencia español, El País, siendo aparentemente éste el poder mediático de la izquierda española a la que G. Bueno pertenece. Y todo porque su independencia crítica no se somete al dictado de la Nueva Inquisición, la Izquierda de Valores Dominantes del imperio PRISA.
Saludos de Patxi Arroeta
Gustavo -
Una preguntilla, ¿que opinas de las tesis de Bueno?, ¿conoces "España frente a Europa"?, en caso que sí, que valoración harías del libro en cuestión.
Saludos