¡Salvemos a Virginia!
Copio de El Mundo:
Eugenia y Salvador buscan un segundo hijo que pueda convertirse en el donante idóneo de su hermana, de dos años y nueve meses, enferma de anemia de Fanconi. (...) El problema es que la legislación española no contempla este supuesto. Sí les permite seleccionar de entre todos los embriones aquellos que estén sanos, de manera que nazcan bebés que no hereden la enfermedad que sus padres llevan en los genes. Sin embargo, la posibilidad de ver además cuáles de ellos son genéticamente compatibles con Virginia para que puedan convertirse en un potencial donante de médula no está incluida en la actual legislación española. (...)".
Me resulta increíble a estas alturas del siglo XXI que todavía el Estado se meta a autorizar o prohibir ciertas decisiones personales y familiares. Hay que proseguir el combate contra la superstición y el oscurantismo y a favor de la ciencia como en el siglo de las luces. Lo malo es que ahora no sólo tenemos enfrente a la Tradición y a la Iglesia, sino también a algunos grupos pretendidamente progresistas y evidentemente retrógrados como ciertos defensores de la ecolatría más que de la ecología, como son los que luchan contra todo avance científico y concretamente de tecnología genética.
¿Cabría mayor satisfacción para una persona saber que con su nacimiento salvó la vida de su hermana? ¿A qué tememos?
Me gustaría ver a los pancartistas de profesión pedir en la calle una decisión política que solvente este problema humano. ¡Salvemos a Virginia!"
Eugenia y Salvador buscan un segundo hijo que pueda convertirse en el donante idóneo de su hermana, de dos años y nueve meses, enferma de anemia de Fanconi. (...) El problema es que la legislación española no contempla este supuesto. Sí les permite seleccionar de entre todos los embriones aquellos que estén sanos, de manera que nazcan bebés que no hereden la enfermedad que sus padres llevan en los genes. Sin embargo, la posibilidad de ver además cuáles de ellos son genéticamente compatibles con Virginia para que puedan convertirse en un potencial donante de médula no está incluida en la actual legislación española. (...)".
Me resulta increíble a estas alturas del siglo XXI que todavía el Estado se meta a autorizar o prohibir ciertas decisiones personales y familiares. Hay que proseguir el combate contra la superstición y el oscurantismo y a favor de la ciencia como en el siglo de las luces. Lo malo es que ahora no sólo tenemos enfrente a la Tradición y a la Iglesia, sino también a algunos grupos pretendidamente progresistas y evidentemente retrógrados como ciertos defensores de la ecolatría más que de la ecología, como son los que luchan contra todo avance científico y concretamente de tecnología genética.
¿Cabría mayor satisfacción para una persona saber que con su nacimiento salvó la vida de su hermana? ¿A qué tememos?
Me gustaría ver a los pancartistas de profesión pedir en la calle una decisión política que solvente este problema humano. ¡Salvemos a Virginia!"
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