DE JUANA: REBELIÓN CÍVICA
Es un hecho fácilmente predecible que el asesino en serie Iñaki de Juana va a salir a la calle a volver a comer langostinos y beber champaña para celebrar el triunfo político de ETA, que va a convertir las lágrimas de las víctimas en su carcajada, que va a seguir orgulloso de su pasado criminal sin pizca de arrepentimiento, que va a volver a pasear por las calles de Euskadi para escupir a la cara de sus propias víctimas. Zapatero lo tiene previsto y para eso ha nombrado a Bermejo "Ministro de Injusticia".
Ayer un miserable socialista del miserable PSE equiparaba a las víctimas con los verdugos al pedir ayuda moral y económica para los terroristas y sus familiares, familiares que pueden ir a ver a los asesinos en serie a la cárcel, a compartir una conversación, una comida e incluso un rato de sexo con ellos. Mientras tanto, los familiares de los asesinados por los criminales tan sólo les pueden llorar en el cementerio.
Por eso es más necesario que nunca apoyar hoy a la AVT en su concentración en Madrid para recordar a las familias de los 25 asesinados y de los más de cien heridos por el serial killer Iñaki de Juana, y para exigir a Zapatero que al menos el criminal cumpla íntegra la ridícula condena de tres años a la que el Supremo ha rebajado la inicial de la Audiencia Nacional.
Ridícula porque ridículo es rebajar de doce a tres años la condena de este malhechor con el ridículo argumento de que las amenazas de un terrorista no son amenazas terroristas. El Supremo, ante el chantaje al Estado de derecho que el terrorista hizo con la aquiescencia del gobierno de Zapatero, se bajó los pantalones; pero al menos podría haber justificado las rebajas de liquidación por derribo de la Justicia- con un argumento que no insultara la inteligencia de los ciudadanos.
¿Hay que recordar que el criminal Al Capone -que sorteaba la Ley como de Juana lo ha hecho con su reducción a 18 años de una condena por miles de años de prisión- fue finalmente condenado por la Justicia por el delito de evasión de impuestos? Esa es la diferencia entre el leguyelismo de nuestro Tribunal Supremo y la justicia de un tribunal justo.
Hoy no podemos ya cambiar la condena del Supremo, que las personas decentes acatamos pero criticamos porque no compartimos, a lo que tenemos derecho porque esto todavía es una democracia, aunque va camino de dejar de serlo. Pero al menos podemos recordar a sus víctimas y exigir a Zapatero que no le saque a la calle hasta el último minuto de prisión que le corresponda.
1 comentario
Materia Grix -
¡ Al menos reímos ante el esperpento ! España, o lo que queda de ella es asín.