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LA VASCONIA DE LAS LUCES

LA IZQUIERDA VASCA QUE VOTA A MARÍA SAN GIL

LA IZQUIERDA VASCA QUE VOTA A MARÍA SAN GIL No cabe duda de que la mayor parte de la izquierda vasca democrática –la totalitaria tiene sus propias opciones- votará por inercia al PSE. Pero algún día, los votantes socialistas que siguen alegres al flautista de Hamelin Zapatero y su monaguillo López, despertarán aterrados en las tinieblas de la caverna cerrada al mundo real, la caverna del nacionalismo étnico.

La izquierda ilustrada vasca, los ex votantes socialistas que vemos con profunda preocupación la deriva anarco-radical-federalista del PSOE de Zapatero, no podemos votar a una lista, la del PSE, cuyo programa lo ha hecho Maragall en Cataluña y cuyo líder es el irresponsable Zapatero.

Porque Zapatero no representa la izquierda democrática que recoge la herencia progresista de los ilustrados del siglo XVIII, de los liberales del XIX y de los republicanos y socialdemócratas del XX, que siempre defendieron el Estado de derecho y el imperio de la ley para proteger a los humildes de los poderosos y avanzar en el progreso integral de la ciudadanía. Al contrario, Zapatero representa a esa izquierda decadente, inspirada en la esencia anarquista que en forma de exacerbado federalismo frustró el sueño progresista de la I República y que en forma de incendiario anticlericalismo echó por tierra el ideal progresista de la II República.

Sólo María San Gil defiende aquí y ahora la constitución de 1978 y el estatuto de Gernika, que como decía el socialista vasco Mario Onaindía son para los vascos los escudos de nuestra libertad y seguridad, porque sabía de la tradición ilustrada, liberal y socialdemócrata que la nación –la nación española- es el conjunto de ciudadanos sometidos a la misma ley. Nación española, garante de nuestra libertad, igualdad y solidaridad, que es el objetivo a dinamitar por el oligarca Polanco de la mano de Zapatero.

Por eso, muchos progresistas vascos votaremos por María San Gil, aunque sea por primera vez en nuestra vida. Mis hijos y nietos no escupirán sobre mi tumba como hicieron muchos alemanes el siglo pasado.

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